Convento del Espíritu Santo, 16 de mayo de 1919
Señorita Herminia Valdés Ossa.
Mi querida Gordita: Que Jesús sea siempre en tu alma.
Recibí tu cariñosa cartita, la que no había contestado antes por falta de tiempo. ¡Cuán unida te tengo a mi corazón! N. Señor te habrá dicho muchas cosas por su Teresa. ¡Cómo quisiera abrirte los ojos de tu alma, para que vieras y comprendieras la felicidad de que se disfruta siendo religiosa. Créeme -sinceramente te lo digo-que no es tierra sino cielo en el Carmen el que se vive. Ya estoy fuera de todas las preocupaciones y exigencias sociales. Aquí no existe el disimulo. Todo es confianza y
sencillez. Qué feliz soy, hermanita querida, sobre todo [por] vivir sólo para Dios. Cada día lo amo más. ¡Cómo quisiera que tu corazón le perteneciera! El está sediento del amor de sus criaturas. El mismo Dios es nuestro mendigo. Démonos a El. No seamos mezquinas, porque Dios es todo bondad y generosidad para con nosotras. Herminita cómo rezo para que conozcas y ames a Dios. No te figures que tienes que ser monja para esto. No. En el mundo hay almas que lo aman y le sirven. La piedad es la manifestación de nuestro amor filial para con Dios. Sé piadosa tanto con N. Señor como con tus prójimos.
¿Has cumplido mis encargos? ¿Comulgas todos los días? ¿Has ido donde el Padre? Dame este gusto. Es lo único que te pide tu vieja y pesada amiga.
Te prometo rezar mucho para que aproveches en tus estudios y por lo otro que te dije, si me haces caso en esto que te pido. Y si no, rezaré para que no aproveches nada. Es ciertito que lo voy a hacer.
Te ruego seas amiga de la Rebeca. Ha quedado tan sola la pobrecita… Ten confianza con ella porque es muy reservada; pero sean verdaderas amigas que se ayuden mutuamente para ser muy buenas. Acuérdate antes de principiar tus estudios y clases de ofrecérselo todo por amor a N. Señor, para que después no te encuentres con las manos vacías.
Adiós, pichita querida. Dale muchos abrazos y besos a tu mamá. Dile que rezo mucho por sus intenciones, pero mucho. Saluda a todos los tuyos a quienes tanto recuerdo. Y tú, Herminita querida, recibe el inmenso cariño de tu hermana que cada vez te quiere más, porque ahora no es sólo como amiga, sino como carmelita y en Jesús, muy unidas en El.
Tu indigna
Teresa de Jesús, Carmelita
Saluda a la Juana y Elvira. Adiós. ¿Has sabido de Juanito?
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