Mañana es mi día [24.6.1917]. Quizás sea el último que pase en el mundo. Ojalá que sea así. ¡Antes que deseaba con tanto ardor este día! Hoy lo aborrezco.
Junio 24 [1917]. Hoy he sufrido tanto porque mi mamá no me dio el abrazo hasta la diez y media, después de muchas. Sin embargo, tuve un gran gusto. Esta mañana, al despertar, la Virgen mi Madre, me felicitó. Fue la primera. Jesús me dijo que El no me felicitaba, porque entre esposos no se usa. Sólo presentó los regalos. ¡Tan ideal Jesús! Todo el día he sufrido porque he deseado que me agasajaran más por ser mi día. Los corazones de los hombres aman un día y al otro son indiferentes. Sólo Dios no cambia.
Junio 25 [1917]. He sabido una cosa y estoy que ya no puedo más de pena. Mejor hubiera sido que no supiera nada. Dios mío, te lo ofrezco a Ti. Sé Tú mi amparo. Te pido por esa persona.
Junio 26 [1917]. He tenido pena. No me atrevo a mirar casi a la M. Izquierdo, porque pienso que creerá que soy una mentirosa. En fin ¿qué hacerle? Yo lo hice porque tenía fundamento. Yo había visto lo que afirmé. Que Dios la perdone a esa persona. He rezado por ella, para que no caiga más abajo. Ayer era tanta mi pena que me llegué a enfermar. En la noche casi agonizaba, pero Jesús y mi Madre me consolaban. Todo lo sufro por El. Pero fue tanta la impresión de ver faltar así, que yo dudé de mi vocación. Porque pensé que todo era hipocresía. Pero Jesús me dijo que no tenía que extrañarme, pues uno de sus Apóstoles había caído y que rogara por ella.
Me dijeron tantas cosas, que creí que todo lo había perdido. Aún me dijeron cosas que pensaba la M. Izquierdo de mí. Entonces tuve tanta pena, pues por evitar que una monja diera mal ejemplo, yo había dicho. En fin, que se haga la voluntad de Dios. Soy aquella que soy delante de Dios. ¿Qué importan las criaturas?
Junio 27 [1917]. Salí primera en historia. Estoy feliz. Yo que jamás tenía puestos, ahora la Virgen me los da. Se los pido por dar gusto a mi papá y mamá y, sobre todo, porque va a ser último año y quiero dejar buen recuerdo y para que vean que, aunque pienso ser Carmelita, soy aplicada. Yo me encuentro que soy estúpida y que, si tengo puestos, se los debo a Jesús y a mi Madre. La amo, ¡es tan buena!
Junio 28 [1917]. Hoy, he sabido de la M. Ríos. Nos mandó recado. Quiero tanto a esa Madre que me tengo que vencer para no quererla tanto y no escribirle. Si ella supiera los sacrificios que he tenido que hacer para no tomar tiempo en los estudios. Pero, en fin, Dios los sabe y se los he ofrecido por sus intenciones: para que se las concediera.
Junio 29 [1917]. Hoy, a Dios gracias, aleluya, ha sido un día perfecto para consolar a N. Señor. No he hablado nada. Me he vencido bastante, sobre todo que estoy muy rara. Tengo ganas de llorar, rabiar, hablar, gritar.