3. Deseos de comulgar. El colegio/ 1906

3. Deseos de comulgar. El colegio/ 1906

Cuando vino el terremoto de 1906, al poco tiempo fue cuando Jesús principió a tomar mi corazón para sí.

Me acuerdo que mi mamá con mi tía Juanita nos llevaban a misa y siempre nos explicaban todo; y yo, en la misa, cuando llegaba la Comunión, me encendía de deseos de recibir a Nuestro Señor. Pedía a mi mamá este favor, pero gracias a Dios que no me encontró preparada para este sublime acto. Me acuerdo que mamá y mi tía Juanita me sentaban en la mesa y me preguntaban acerca de la Eucaristía. Yo contestaba a sus preguntas; pero, como me veían muy chica, no me dejaban hacerla.

A los siete años me confesé. Nos prepararon en las Monjas.

Pero antes, quiero contarle mi entrada en el colegio. Mi abuelito no quería ni por nada que entráramos, hasta que al fin, mi mamá venció y me puso en las Teresianas. Iba después de almuerzo y salía a las cinco; pero no iba casi nunca. Y al mes me sacaron porque, habiendo notado yo que las maestras no vigilaban bastante en los recreos y que una chiquilla no era muy decente, conté a mi mamá lo sucedido.

Mi mamá fue a reclamar. Por lo que, enojada la Madre Superiora, me separaron el día de las notas, y me dieron mala nota, y después me retó diciendo que esas cosas no se decían. Yo me extrañé porque siempre me habían dicho que debía contar todo a mi mamá. Me dejaron castigada. Lloré‚ muchísimo y cuando llegué a la casa, mi mamá le escribió una carta a la Superiora diciéndole que no volvería. Yo me alegré, porque las chiquillas eran muy peleadoras. Había una con la que sufría porque siempre buscaba hacerme mal. Siempre cuando íbamos a la capilla, me sacaba el velo. Yo chica, no sabía defenderme. Tenía una prima que le pegaban muchísimo y yo la tenía que defender. A mí las otras me querían. En fin, no guardo cariño [por] ese colegio, aunque ahí aprendí a leer.