39. Pena. Sequedad. Abandono. Tinieblas

39. Pena. Sequedad. Abandono. Tinieblas

Marzo 12 [1918]. Gracias, Madre mía, por haberme librado de todos los peligros y de haberme hecho emplear bien las vacaciones. Gracias, Madre mía. Madre mía, yo quisiera decirte muchas cosas. Pero ¡ah!, es tan pobre mi lenguaje, que, trémula, sólo te sé decir que yo te amo. Madre mía, quisiera a tus plantas virginales cantar tus alabanzas, pero mi voz es tan débil que sólo formulo una plegaria. Tengo pena, porque, a pesar de haber rogado y al mismo tiempo haberme mortificado, no he obtenido que mi papá, Miguel y Lucho entraran a retiro. Pero que se haga la voluntad de Dios.

Santo miércoles [1918]. Abandono, sequedad, agonía… Estoy que ya no puedo más. Me duele mucho el pecho y la espalda. Veo todo tan triste, porque no podré ser carmelita, si soy delicada.

Abril [1918]. Sufro, pero de una manera horrible, el abandono. Jesús me ha abandonado, porque soy infiel. Ya no oye mis oraciones y me deja sin su gracia para vencerme, de manera que estoy desespe-rada. Jesús mío, ten piedad de mi. Tú sabes que te amo. Madre mía, socórreme en las tinieblas. Nada. Jesús no está en mi alma. La Virgen no me contesta. Jesús, ten piedad de tu esposa infiel. Sí, Te amo. No me abandones. ¡Oh, gracias!. Con tu palabra, Jesús, disipas por completo la tempestad.

Abril 10 [1918]. Estoy en un estado tan terrible… Rabiosa. Con deseos de portarme mal. Desesperada en las monjas. Sin gusto por la oración, pues en ella encuentro sequedad. Siento desesperación. Falto a cada instante a mi deber. Y Jesús me dijo hoy que era porque me apegaba a las criaturas. Quería ser querida de ellas. Lloro porque yo no sé lo que me pasa y no tengo quien me aconseje, quien me ayude. La M. Izquierdo está enojada y esto es un tormento.

Abril 13 [1918]. La Madre Ríos está enferma. Que se haga la voluntad de Dios. Me voy a portar muy bien para que se mejore, si es la voluntad de Dios.

Abril 16 [1918]. Jesús me dijo que cumpliera su voluntad siempre con alegría, a pesar que sintiera abatimiento. Que no mirara el porvenir para mantenerme en paz. Quiero siempre tener ante mí esta máxima. Hoy empiezo la obra de mi…