Oficio Divino de Santa Teresita

Oficio Divino de Santa Teresita

13 de julio

SANTA TERESA DE LOS ANDES

Fiesta

Juanita Fernández Solar vino al mundo en Santiago de Chile el 13 de julio del año 1900. Desde su adolescencia se sintió atraída irresistiblemente por Cristo. El 7 de mayo de 1919 ingresó en el monasterio de las Carmelitas Descalzas de Los Andes con el nombre de Teresa de Jesús. Entregó su alma a Dios el 12 de abril del año siguiente después de hacer su profesión religiosa. Fue canonizada en Roma el 21 de marzo de 1993 siendo propuesta como modelo para la juventud. Es la primera flor de santidad del Carmelo Teresiano de América Latina.

INVITATORIO

Ant. Venid adoremos al Dios de infinita hermosura.

OFICIO DE LECTURA

HIMNO

Señor corremos alegres

a celebrar tu Palabra;

nos acompaña Teresa,

la siempre joven hermana.

Tu le diste inteligencia

y amor a letras humanas;

le diste ciencia divina

y la hiciste virgen sabia.

Jesús fue su libro vivo

la fuente de amor que mana;

allí bebió claridades

y dichas que nunca acaban

Abre, Jesús, nuestras mentes

para entender tu Palabra;

abre nuestros corazones

para amar tu vida y pascua

Eres Dios hecho visible,

tú su presencia cercana,

tú su lenguaje terreno,

tú su caricia que sana.

Aleluyas al Dios trino

nuestro amor alegre canta,

con los celestiales coros

en incesante alabanza. Amén.

SALMODIA

Ant. 1. Señor amo tu voluntad y proclamo tu gloria.

Salmo 18 A

El cielo proclama la gloria de Dios,

el firmamento pregona la obra de sus manos.

el día al día le pasa el mensaje,

la noche a la noche se lo murmura.

Sin que hablen sin que pronuncien,

sin que resuene su voz,

a toda la tierra alcanza su pregón

y hasta los límites del orbe su lenguaje.

Allí le ha puesto su tienda al sol:

él sale como el esposo de su alcoba,

contento como un héroe, a recorrer su camino.

Asoma por un extremo del cielo

y su órbita llega al otro extremo:

nada se libra de su calor.

Ant. Señor amo tu voluntad y proclamo tu gloria.

Ant. 2. El Señor derrama su gracia y bendice eternamente a los que aman su justicia.

Salmo 44 I

Me brota del corazón un poema bello,

recito mis versos a un rey;

mi lengua es ágil pluma de escribano.

Eres el más bello de los hombres,

en tus labios se derrama la gracia,

el Señor te bendice eternamente.

Cíñete al flanco la espada valiente:

es tu gala y tu orgullo;

cabalga victorioso por la verdad y la justicia,

tu diestra te enseñe a realizar proezas.

Tus flechas son agudas, los pueblos se te rinden,

se acobardan los enemigos del rey.

Tu trono, ¡oh dios!, permanece para siempre;

cetro de rectitud es tu cetro real;

has amado la justicia y odiado la impiedad:

por eso el Señor, tu Dios, te ha ungido

con aceite de júbilo entre todos tus compañeros.

A mirra, áloe y acacia huelen tus vestidos,

desde los palacios de marfiles te deleitan las arpas.

Hijas de reyes salen a tu encuentro,

de pie a tu derecha está la reina enjoyada con oro de Ofir.

Ant. El Señor derrama su gracia y bendice eternamente a los que aman su justicia.

Ant. 3. El Señor ha hecho memorable el nombre de Teresa de Los Andes y los pueblos la aclaman por los siglos de los siglos.

Salmo 44 II

Escucha, hija, mira: inclina el oído,

olvida tu pueblo y la casa paterna.

Prendado está el rey de tu belleza,

póstrate ante él, que él es tu señor.

La ciudad de Tiro viene con regalos,

los pueblos más ricos buscan tu favor.

Ya entra la princesa, bellísima,

vestida de perlas y brocado;

la llevan ante el rey con séquito de vírgenes,

la siguen sus compañeras:

las traen entre alegría y algazara,

van entrando en el palacio real.

“A cambio de tus padres tendrás hijos,

que nombrarás príncipes por toda la tierra.”

Quiero hacer memorable tu nombre

por generaciones y generaciones,

y los pueblos te alabarán

por los siglos de los siglos.

Ant. El Señor ha hecho memorable el nombre de Teresa de Los Andes y los pueblos la aclaman por los siglos de los siglos.

V. Me enseñarás el sendero de la vida.

R. Me saciarás de gozo en tu presencia.

PRIMERA LECTURA

De la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios 7, 25-40

Hermanos: Respecto al celibato no tengo órdenes del Señor, sino que doy mi parecer como hombre de fiar que soy, por la misericordia del Señor. Estimo que es un bien, por la necesidad actual: quiero decir que es un bien vivir así.

¿Estás unido a una mujer? No busques la separación. ¿Estás libre? No busques mujer; aunque si te casas, no haces mal; y si una soltera se casa, tampoco hace mal. Pero estos tales sufrirán la tribulación de la carne. Yo respeto vuestras razones.

Os digo esto, hermanos: el momento es apremiante. Queda como solución: que los que tienen mujer vivan como si no la tuvieran; los que lloran, como si no lloraran; los que están alegres, como si no lo estuvieran; los que compran, como si no poseyeran; los que negocian en el mundo, como si no disfrutaran de él: porque la presentación de este mundo se termina.

Quiero que os ahorréis preocupaciones: el célibe se preocupa de los asuntos del Señor, buscando contentar al Señor; en cambio, el casado se preocupa de los asuntos del mundo, buscando contentar a su mujer, y anda dividido. Lo mismo, la mujer sin marido y la soltera se preocupan de los asuntos del Señor, consagrándose a ellos en cuerpo y alma; en cambio, la casada se preocupa de los asuntos del mundo, buscando contentar a su marido. Os digo todo esto para vuestro bien, no para poneros una trampa, sino para induciros a una cosa noble y al trato con el Señor sin preocupaciones.

Si, a pesar de todo, alguien cree faltar a la conveniencia respecto de su doncella, por estar en la flor de su edad, y conviene proceder así, haga lo que quiera, no hace mal; cásense. Mas el que permanece firme en su corazón, y sin presión alguna y en pleno uso de su libertad está resuelto en su interior a guardar a su doncella, hará bien. Así pues, el que casa a su doncella obra bien. Y el que no la casa obra mejor.

La mujer está ligada a su marido mientras él viva; mas una vez muerto el marido, queda libre para casarse con quien quiera, pero en el Señor. Sin embargo, será más feliz si permanece así según mi consejo; que yo también creo tener el Espíritu de Dios.

RESPONSORIO

R. Prendado está el rey de tu belleza, obra de sus manos; él es tu Dios y tu rey. Tu rey es al mismo tiempo tu esposo.

V. Has tomado por esposo al rey y Dios; él te ha dotado, él te ha engalanado, te ha redimido, te ha santificado.

R. Tu rey es al mismo tiempo tu esposo.

SEGUNDA LECTURA

De los escritos espirituales de Santa Teresa de Los Andes

Sólo Jesús es hermoso. El sólo puede hacerme gozar. Lo llamo, lo lloro, lo busco dentro de mi alma. Quiero que Jesús me triture interiormente para ser hostia pura donde él pueda descansar. Quiero estar sedienta de amor para que otras almas posean ese amor. Que yo muera a las criaturas y a mí misma para que él viva en mí.

¿Hay algo bueno, bello, verdadero que podamos concebir que en Jesús no esté? Sabiduría, para la cual no hay nada secreto; poder, para el cual nada existe imposible; justicia, que lo hace encarnarse para satisfacer por el pecado; providencia, que siempre vela y sostiene; misericordia, que jamás deja de perdonar; bondad, que olvida las ofensas de sus criaturas; amor, que reúne todas las ternuras de una madre, del hermano, del esposo y que, haciéndolo salir del abismo de su grandeza, lo liga estrechamente a sus criaturas; belleza que extasía… ¿Qué otra cosa imaginas que no esté en este Hombre-Dios?

¿Temes acaso que el abismo de la grandeza de Dios y el de tu nada jamás podrán unirse? Existe en él el amor; y esta pasión lo hizo encarnarse para que viendo un Hombre-Dios, no temieran acercarse a él. Esta pasión hízolo convertirse en pan, para poder asimilar y hacer desaparecer nuestra nada en su Ser infinito. Esta pasión le hizo dar su vida, muriendo muerte de cruz.

¿Temes acercarte a él? Míralo rodeado por los niños. Los acaricia, los estrecha contra su corazón. Míralo en medio de su rebaño fiel, cargando sobre sus hombros a la oveja infiel. Míralo sobre la tumba de Lázaro. Y oye lo que dice a Magdalena: Mucho se le ha perdonado porque ha amado mucho. ¿Qué descubres en estos rasgos del Evangelio, sino un corazón bueno, dulce, tierno, compasivo, un corazón, en fin, de un Dios?

El es mi riqueza infinita, mi beatitud, mi cielo.

RESPONSORIO

R. Todo lo estimo pérdida comparado con la excelencia del conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor; continúo mi carrera por si consigo alcanzarlo, habiendo sido yo mismo alcanzado por Cristo Jesús.

V. Olvidándome de lo que queda atrás y lanzándome hacia lo que está por delante, corro hacia la meta, para ganar el premio, al que Dios desde arriba me llama.

R. Habiendo sido yo mismo alcanzado por Cristo Jesús.

Después del segundo responsorio, se dice el himno Señor, Dios eterno

ORACION

Dios misericordioso, alegría de los santos, que inflamaste el corazón juvenil de Santa Teresa de Los Andes con el fuego del amor virginal a Cristo y a su Iglesia, y la hiciste testigo gozoso de la caridad aun en medio de los sufrimientos; concédenos, por su intercesión, que, movidos por el Espíritu Santo y revestidos con su dulzura, proclamemos en el mundo, de palabra y de obra, el Evangelio de la caridad.

LAUDES

HIMNO

Al comienzo de este día

iniciamos la tarea

de entonar nuestra alabanza

contigo hermana Teresa.

Dios te hizo muy sencilla

y mujer de nuestra tierra;

él te nos dio por amiga,

y cercana en la tristeza.

Esparciste la alegría,

viviste en nuestra ladera,

entonaste nuestros sones,

amaste toda belleza.

Te gusta el mar y su anchura,

la paz suave de su arena,

el aire de la colina

v la llanura serena.

Ves a Dios en el sol fuerte,

en la luna y las estrellas,

en los vientos y en las aves,

en los ríos y praderas.

La criatura nacida

y la ternura materna,

el amor de los humanos…

todo, todo a Dios te lleva.

Llévanos con tu sonrisa

rumbo a nuestro Dios, Teresa;

enciende en nuestros caminos

hogueras de mutua entrega.

Acompaña nuestro canto

con el sol que reverbera,

para alabar al Dios Trino,

viva y radiante belleza. Amén.

SALMODIA

Ant. 1. Fuiste mi auxilio Señor y a la sombra de tus alas canto con júbilo.

Los salmos y el cántico se toman del domingo I del Salterio

Ant. 2. Bendice alma mía al Señor y todo mi ser a su santo nombre.

Ant. 3. Que se alegre Israel por su Creador, los hijos de Sión por su Rey.

LECTURA BREVE Ct 8, 7

Las aguas torrenciales no podrían apagar el amor, ni anegarla los ríos. Si alguien quisiera comprar el amor con todas las riquezas de su casa, se haría despreciable.

RESPONSORIO BREVE

V. Tu luz, Señor, nos hace ver la luz, al despuntar la aurora.

R. Tu luz, Señor, nos hace ver la luz, al despuntar la aurora.

V. Mi corazón se regocija por el Señor.

R. Al despuntar la aurora.

V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

R. Tu luz, Señor, nos hace ver la luz, al despuntar la aurora.

CANTICO EVANGELICO

Ant. Desbordo de gozo con el Señor y me alegro con mi Dios, porque me ha vestido un traje de gala.

PRECES

Glorifiquemos a Cristo, esposo y corona de las vírgenes, y supliquémosle diciendo:

Jesús, corona de las vírgenes, escúchanos.

Señor Jesucristo, a quien las vírgenes amaron como a su único esposo,

– concédenos que nada nos aparte de tu amor.

Tú que coronaste a María como reina de las vírgenes,

– por su intercesión concédenos recibirte siempre con pureza de corazón.

Por intercesión de las santas vírgenes que te sirvieron siempre con fidelidad, consagradas a ti en cuerpo y alma,

– ayúdanos, Señor, a que los bienes de este mundo que pasa no nos aparte de tu amor.

Señor Jesús, esposo que has de venir y a quien las vírgenes prudentes esperaban,

– concédenos que aguardemos tu retorno glorioso con una esperanza activa.

Por intercesión de Santa Teresa de Los Andes, que fue virgen sensata y una de las prudentes,

– concédenos, Señor, la verdadera sabiduría y la pureza de costumbres.

Se pueden añadir algunas intenciones

Con sencillez y humildad digamos la oración que Jesús nos enseñó: Padre nuestro.

ORACION

Dios misericordioso, alegría de los santos, que inflamaste el corazón juvenil de Santa Teresa de Los Andes con el fuego del amor virginal a Cristo y a su Iglesia, y la hiciste testigo gozoso de la caridad aun en medio de los sufrimientos; concédenos, por su intercesión, que, movidos por el Espíritu Santo y revestidos con su dulzura, proclamemos en el mundo, de palabra y de obra, el Evangelio de la caridad.

HORA INTERMEDIA

HIMNO

Teresa de Los Andes

Cristo es tu ideal

es un ideal infinito.

Contemplaste la hermosura de Dios

y te fascinaste.

Solo él fue capaz

de enamorarte así.

Nadie pudo separarte de Dios

él era tu vida;

tu deseo mayor

fue vivir en él sumergida.

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