J.M.J.T. San Pablo, 22 de enero de 1919
Rda. Madre Sor Angélica Teresa del Santísimo S.
Mi Reverenda Madre:
No se extrañe no haya contestado inmediatamente su carta, pero aquí me es muy difícil escribirle por cuanto es mi papá el que despacha las cartas para el correo. Le ruego también que, cuando me escriba, no me ponga Del Solar, porque les llama la atención el «Del» y me preguntan que quién me escribe as( y paso apuros colosales para eludir la pregunta sin mentir. Es así nuestro apellido, [pero] nunca nos ponemos así.
Escríbame todo lo que quiera, porque no me ven las cartas, y ojalá-me fuera dando la lista de las cosas que necesito, cómo es la hechura del vestido, el género, etc., que usted crea conveniente.
Todavía gozo con la visita a mi conventito, y paso unida constantemente a él, ansiando cada vez más llegar a encerrarme en él, aunque sea para ocupar el último lugar y servir a todas mis hermanitas; pues es eso lo único que me corresponde, de lo que soy menos indigna.
Aquí no tengo misa. Hacen ya 15 días que no comulgo. Figúrese, mi Madre querida, qué hambre no tendré. Pero me abandono a la voluntad de Dios. Es ése el alimento de mi alma por ahora. Ud. me lo indicó ya en una de sus cartas, lo mismo que comulgar espiritualmente. Quizás N. Señor no me proporcione la comunión porque soy tan mala y me preparo con tanta negligencia.
Muchas veces, mi querida Madre, no puedo ni hacer oración. En esto consiste mi mayor pena, pues paso constantemente con todos, porque no me dejan un momento. Ayer estaba desalentada, pero N. Señor me consoló diciéndome que me debía esforzar en dominar esa tristeza y desaliento, porque muchas veces me dominaría después ante las dificultades para ser una santa carmelita. Esto sólo bastó para alentarme y ponerme muy feliz con la voluntad de Dios. Gracias a El.
Es cierto que a veces no tengo mi oración. Pero mi vida -puedo decir- es una oración continuada; pues todo,lo que hago, lo hago por amor a mi Jesús, y noto que desde que estuve allá estoy mucho más recogida. Dígales esto a mis queridas Hermanitas, pues a Ud., Madre mía querida, y a ellas se lo debo.
Leí las Constituciones y Reglas. Sólo confío en Dios podré observarlas perfectamente, pues ellas encierran un plan cumplido de santidad. Leo el libro del Padre Blot que da también a conocer lo que es la carmelita. También la Suma Espiritual de San Juan de la Cruz. Me encanta y saco provecho de él. Los salmos los estoy rezando. Me sirven de gran consuelo y les he tomado mucha afición.
Le incluyo mi otra carta que la encontré en un libro.
Mi mamá me encarga la salude y le agradece su saludo, lo mismo que sus oraciones.
Murió mi primo el miércoles, el hijo de mi tía Juanita Solar. Se lo encargo a sus oraciones y a las de mis Hermanitas. Dígales de mi parte cuánto las quiero y lo agradecida que les estoy. Que por caridad recen mucho por mi, pues lo necesito mucho.
No le escribo más porque estoy muy apurada y tiemblo que me sorprendan. Rece por su hijita, que ella lo hace por su Madre, sobre todo Para que viva en El, y por El sólo. Es ése mi único ideal .
Su hija en el Corazón de Jesús,
Juana, H. de M.
Recuerdos a la Sarita. No sé cómo agradecerle el nombre que me dio. Soy demasiado indigna de llamarme como mi Madre; muy pequeña para un nombre tan grande: Teresa de Jesús, Carmelita.
¡Qué deseos tengo de ponerme así!
Mi dirección es San Javier de Loncomilla. Casilla 6.
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