106. A su madre 9 de junio 1919

106. A su madre 9 de junio 1919

J.M.J.T. 9 de junio 1919 

Que el Espiritu Santo haya descendido con todos sus dones en el alma de mi mamacita querida. 

Le escribo unas cuantas líneas por obedecer, pues el tiempo está tan escaso que aún no lo he tenido 

para leer sus cartas. ¡Qué cosa más rica así! La vida se hace un suspiro, y luego nos sumergimos en la eternidad… ¡Qué dicha, mamacita, cuando nos encontremos sumidas en el océano infinito del Amor, en el seno de nuestro Padre, en el costado de nuestro Esposo, y apresadas eternamente por el Espiritu Santificador! Cuando se mira este horizonte, cuando se presente a nuestra vista este hermosísimo panorama, ¡qué feo, qué vano se encuentra todo lo de la tierra! Y pensar que la mayor parte de los hombres están ciegos. ¡Qué pena siente entonces el corazón! 

He pasado estos días en retiro. ¡Qué feliz me he encontrado sola con Aquél que solo vive! Mamacita, quisiera poderla hacer leer en mi alma, para que viera todo lo que en ella ha escrito N. Señor en estos días. Quisiera que viera mi alma iluminada con los destellos infinitos del Divino Prisionero. Con esa escritura, con ese fuego, me hace comprender, me hace ver cosas desconocidas, grandezas nunca vistas. No se figura, mamacita, el cambio que ya percibo en mí. El me ha transformado. El va descorriendo los velos que lo ocultaban y que, estando en el mundo, entre tinieblas, es imposible percibir. Cada vez me parece más hermoso, más tierno; cada vez más loco… No tenga otro atractivo que el conocerlo para que lo ame, y con locura. No quiero seguir porque, cuando principio a hablar de N. Señor, la pluma no se detiene. 

No sabe, linda, lo muchísimo que le agradecí todos sus regalos. Lo mismo dice nuestra Madrecita. Y también la visita que me envió. Tuve mucho gusto en ver a mi mamita. 

Adiós. Que Dios le pague todo lo que hace por su 

Teresa de Jesús Carmelita 

P.D. A mi papá y hermanos, que muy luego les escribiré. Deles un buen abrazo, y un beso para la Lucecita. Saludos a mi mama y demás. Agradezca a misiá Julia y Madre Josefina. Que cuenten con mis pobres oraciones. A Dios, linda. Le agradecería mucho nos mandara una caja de obleas de esa receta del doctor García, porque una hermanita me parece tiene la misma enfermedad que yo tenía al hígado . 

Con el P. Ernesto le mando un recado. Estoy encantada con este Padre. Nos ha predicado estos días unas platiquitas lindas. 

Mucho nos ha gustado el abono, y nos gustaría nos enviara para hortaliza. El libro que me mandó me encantó. ¿No ha encontrado ese libro de Nieremberg? Se llama «Hermosura Divina». 

Falta poco para que nos veamos. ¿El 24? Se me ha olvidado que me llamo Juana. Tan feo…