35. A su padre 13 de agosto de 1918

35. A su padre 13 de agosto de 1918

Santiago, 13 de agosto de 1918 

Mi querido papacito: 

Ayer salí para siempre del colegio. Al mismo tiempo que sentía pena de dejar a la Rebeca, pues jamás nos hemos separado, de dejar a las monjas, que eran tan cariñosas conmigo, y a mis amigas, 

con las cuales pasábamos tan unidas, no podía menos de estar contenta al pensar que volvería a la vida de familia, y [a] estar en medio de los míos, a quienes tanto quiero. 

Desde ahora, papacito, empieza para mí una nueva vida. Así es que yo quiero que Ud. cuente para todo conmigo. No tengo otro deseo que darle gusto en todo, acompañarlo y consolarlo, pues sé que, en la vida de trabajo que Ud. lleva por nosotros, encuentra muy a menudo sufrimientos que, aunque trate de ocultarlos por el mismo cariño que nos tiene, es imposible no comprenderlo. 

La Lucía se casó y, aunque vive en casa ahora, no pertenece sino a Chiro. Créame, papacito, que aunque yo no valgo ni la mitad de ella, trataré por todos los medios posibles de reemplazarla, no sólo cerca de Ud. con mi cariño, sino también cerca de mi mamá y hermanos, ayudándoles en cuanto pueda y sacrificándome, si es preciso, por darles el menor gusto. 

Pienso correr con la casa, tratando de hacerlo lo mejor posible; ya que considero que es ese el papel de la mujer, y que no hay nada más bonito como ver una joven preocupada en las cosas del hogar, trabajadora, no teniendo otro pensamiento que el agradar a cuantos la rodean. Y aprendiendo ahora estas cosas, si Dios quiere que más tarde yo tenga un hogar, sabré cumplir con mis deberes. 

Me preparo para trabajar mucho en las misiones. Tenemos muchos planes combinados con la Rebeca para entonces. Principio a estudiar el piano, para poder tocar algunas piezas bonitas y atraer a la gente con algunos cantos aprendidos en el colegio… 

Cuente pues, papacito, conmigo. Ahora ya soy grande. Considéreme como hija a quien puede confiarle sus penas, sabiendo que ella no lo dirá a nadie. Créame que me haría feliz si esto lo consiguiera. 

Reciba saludos y cariños de mi mamá y hermanos, y Ud., mi papacito querido, todo el cariño y agradecimiento de su hija en un beso y abrazo apretado. Su hija 

Juana 

Todas las noches le rezo a la Virgen por Ud.

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