38. A su padre 18 de septiembre de 1918

38. A su padre 18 de septiembre de 1918

Santiago, 18 de septiembre de 1918 

Señor don Miguel Fernández J. 

Mi querido papacito: 

Mucho le agradecí su cariñosa carta, la que hubiera deseado contestar inmediatamente, pero con los quehaceres me cuesta mucho escribirle muy seguido. 

No se imagina la pena que he tenido con el fracaso de nuestro viaje; pues estaba feliz con la idea de pasar a su lado acompañándolo, ya que pasa tan solo. 

Comprendo, querido papacito, que ha de estar desesperado con tanta lluvia que ha venido a frustrarle sus esperanzas de obtener una buena cosecha; pero en fin, papacito, hay que conformarse con la voluntad de Dios, que sabe sacar el bien de donde a nosotros nos parece un mal. Es verdad que es duro para un padre trabajar tanto como Ud. lo hace, y obtener un mísero resultado. Pero no pierda la esperanza, papacito, que Dios es muy justo y nunca deja de recompensar la virtud, y tarde o temprano le da su premio, con tal que en los sufrimientos se someta a su voluntad. 

Yo le aseguro que tengo dos mandas para que le vaya bien y no pierdo la esperanza que la Sma. Virgen me oiga. ¿Por qué no le hace Ud. una manda de dar una limosna en Lourdes y de ir a comulgar una mañana allá? ¿Qué le parece? La Virgen siempre accede a cuanto se le pide. 

Pasando a otra cosa, le contaré que he ido dos veces al teatro con misiá Julia Freire, que una vez nos mandó el palco, porque ella no podía ir y otra vez fui con ella. Vi «Arda» pero no me gustó tanto como «Lucía de Lamermour», pieza que fue representada por María Barrientos, una de las primeras actrices del mundo. Tiene una voz preciosa. Es verdaderamente un ruiseñor. Me acordaba de Ud., papacito, que le gusta tanto la música y que le encantaba ir al teatro. 

Mucho le agradecí las torcazas que mandó esta mañana, pues paso verdaderos apuros en mi nueva ocupación de dueña de casa. Ojalá, si puede, me mande huevos, y lo mismo me han dicho que tiene una buena chuchoca; así es que le agradecería me mandara. 

La Lucita está mejor. Chiro va a ir en la Embajada al Brasil. No sabe si pueda ir la Lucita. 

Mi mamá y todos mis hermanos lo mandan saludar, y Ud., mi querido papacito, reciba, junto con un abrazo y beso, el inmenso cariño de su hija 

Juana 

Véngase luego; de todas maneras tiene que estar el 29 aquí.