76. A la Madre Angélica Teresa 26 de marzo de 1919

76. A la Madre Angélica Teresa 26 de marzo de 1919

JESUS Santiago, 26 de marzo de 1919 

Rda. Madre Sor Angélica Teresa del Smo. Sacramento 

Mi Reverenda Madre: 

Me había sido imposible contestar su última carta por recibirla pocos días antes que nos viniéramos del fundo, y después me fui al campo con mi mamá e Ignacito por ocho días para acompañar a una tía, y sólo antes de ayer llegué. 

El día 6 de marzo no me olvidé de encomendar en mis pobres oraciones a mi hermanita postulante y hermanita conversa. Le pedí mucho a N. Señor en la comunión las formara según su divino Corazón y me uní en espíritu a la alegría que rebosaría de sus almas en ese día dichoso. Y le confieso con sinceridad que sentí por ellas un poco de envidia. ¿Cuándo tendré la felicidad de poder llevar ese hábito tan querido? 

Le tengo que dar una noticia que creo le gustará en su inmensa caridad. Y es que la carta en que solicito el permiso a mi papacito ya la tengo lista para enviársela, a fin [de] que la reciba el sábado, día de la Sma. Virgen. Ya comprenderá que es una agonía verdadera la que experimento mientras no reciba la contestación que ha de manifestarme la voluntad de Dios. Siento la pena más horrible, pues veo que está próxima la separación. Sin embargo, cada día es m~s grande el deseo de ser prisionera de Jesús. 

Creo no necesito rogarle a Ud., mi querida y respetada Madre, recen mucho especialmente el sábado, para que se realice en mí la voluntad dé Dios. He puesto en defensa de mi causa dos grandes abogados que no pueden ser vencidos: mi Madre Santísima a quien jamás he invocado en vano y que 

ha sido mi guía verdadero toda mi vida, desde muy chica, y mi Padre San José–a quien he cobrado gran devoción–, que lo puede todo cerca de su Divino Hijo. Todo mi porvenir lo he confiado en sus benditas manos. Yo me someteré gustosa a la divina voluntad. 

Creo que por falta de oraciones no quedará mi empresa, pues por todas partes se elevarán súplicas por esta intención. Tengo la firme convicción que N. Señor me robará para el 7 de mayo. ¡Qué felicidad! Apenas me conteste mi papá, le escribiré dándole la no a. Mucho le agradecí todos los avisos de su carta. No me he probado en nada porque mi mamá no me ha dejado. La obediencia es lo mejor. 

Salude a mis hermanitas, que N. Señor–estoy segura–oirá sus oraciones y que El pagará su caridad. Y Ud., mi amadísima Madre cuente con mis oraciones y también, si tengo la honra de sufrir algo por N Señor, la tendré presente. Cuando se está en la cruz, mi Rda. Madre, ¿no es verdad que se está muy cerca de Jesús? Mi mamá me encarga cariñoso recuerdo, y su hija le pide oraciones, pero muchas.

Juana 

Estoy muy apurada, por eso no continúo. Salude por favor, a la Sarita y que rece por caridad por mí. Con la Chela M. nos encontramos en el tren, así es que nos vinimos las tres con la Rebeca, conversando todo el camino como verdaderas cotorras, lo que hizo que se nos hiciera corto el viaje.