J.M.J.T. Convento del Espiritu Santo, 23 de junio de 1919
Que la gracia del Espiritu Santo sea en el alma de mi tan queridísima mamá-tía.
No quiero dejar el abrazo de mañana en suspenso. Por eso nuestra Madrecita me ha dado licencia para escribirle estas líneas, que le han de manifestar el inmenso cariño de su Teresa de Jesús. Hubiera deseado hacerlo mucho antes, para agradecerle todo lo que hizo con cariño de madre por mí; pero en el Carmen no hay tiempo, si no es para estar como Magdalena a los pies de Jesús. Cuando estoy a los pies de mi Divino Maestro, no la olvido jamás. No se imagina, mi tiíta, lo mucho que le pido para Ud. y para cada uno de mis primos tan queridos.
¿Qué le diré de mi vida de cielo? Cada día doy más gracias a Dios por mi vocación, que me es más hermosa cuanto más me penetro de ella. ¡Oh, si pudiera, tiíta, hacerle experimentar la felicidad que se siente cuando no se tiene en la vida otra ocupación que la de amar y contemplar; cuando el alma engolfada en el océano de la Divinidad pierde de vista la ribera del mundo, de ese mundo que es patria de dolor y de maldad! ¡Qué feliz me encuentro en vivir prisionera con el Divino Prisionero, consolarle con mis lágrimas, ayudarle a salvar las almas, rogando y sufriendo! He principiado ya mi eternidad. Todo lo tengo. Sólo me falta el ver a Dios cara a cara…
Tiíta, ruegue para que sea una santa carmelita. ¡Es tan grande mi vocación y soy tan miserable! Pídale a N. Señor me haga muy fiel a su infinito amor. Amémosle mucho. Tiene sed de nuestro amor, porque no le basta el amor de los ángeles. Y después que Jesús nos ha dado su Padre [y] su divinidad ha eclipsado, nos ha dado su Madre y ha sufrido desde Belén hasta el Calvario y se ha forjado cadenas para vivir en el tabernáculo junto a nosotros, ¿no tendremos un poquito de amor para este Divino Mendigo? Tiíta, que todo lo que hagamos sea por amor, y vivamos siempre al pie del sagrario, aunque sea en espíritu, consolando a N. Señor en su agonía. Le diré más aún: viva en el Corazón de Jesús. Allí, unida a la oración, amor y alabanza de Jesús, ofrezca sus obras, tanto perfectas como imperfectas, a la Sma. Trinidad. Sea su alma, mi tiíta, una hostia de alabanza y una hostia de amor que se sacrifique perpetuamente por la gloria de la Sma. Trinidad y por hacer conocer el amor y misericordia infinitos del Dios-Amor.
A Dios. Quisiera seguir, pero no hay tiempo. Mañana cuente con la Misa y comunión de su Teresa de Jesús, y no olvidaré a Juan Luis.
Salude cariñosamente a los chiquillos, a quienes no olvido en mis pobres oraciones, como asimismo a las primas. Para la Isolina un recuerdo muy especial; que perdone le haya mandado esos santos, pero que tendrá muchas oraciones en pago, y que tengo que recordarla al ver una Virgen del Noviciado que, a pesar que tiene tantos años, conserva la pintura perfectamente, y N. Madrecita nos ha dicho que ella la pintó. Salude a la María Antonia, Elvira, Verónica, que de nadie me olvido ante N Señor. A Dios, tiíta. Que Jesús en este día le abra su Divino Corazón.
Su indigna
Teresa de Jesús Carmelita
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