J. M .J.T. Convento del Espíritu Santo, 27 de julio de 1919.
Mi papacito querido: Que la gracia del Espíritu Santo sea en su alma.
Recordando lo solito que pasa en San Javier, nuestra Madrecita ha tenido la bondad de dejarme enviarle unas líneas, que han de demostrarle una vez más que su hija carmelita no lo olvida un solo día, y que siempre lo quiere y está a su lado. Si supiera, papacito querido, cuántas veces me encuentro a su lado acompañándolo, cuántas veces en el día alzo suplicante mi oración para pedir a N. Señor consuelo para mi papacito, fuerzas para no sucumbir al peso de los trabajos a que se somete por sus hijos… En la noche, sobre todo, me parece que su alma se encuentra abatida por la tristeza.
¿Se acuerda, papacito, cuando solía hacerme confidente de lo que le pasaba? Ahora, aunque no me lo exprese de palabra, N. Señor me lo comunica, poniendo en mi pensamiento su imagen querida luchando con el dolor. Entonces siento la necesidad de clamarle con todas las fuerzas de mi alma le dé resignación. Papacito, cuando sufra, cuando se encuentre solo, piense que su carmelita lo acompaña, y que ella tiene consigo a Jesús. El pensamiento de que Jesús está con Ud. viéndolo padecer lo confortará; pues El cuenta y recoge las espinas de su camino para cambiarlas y transformarlas en piedras preciosas, con que algún día lo coronará en el Cielo. ¿Qué importa sufrir en el destierro unos años para merecer una eterna felicidad?
Yo estoy cada vez más feliz y no me canso de darle gracias a Dios por haberme traído a este rinconcito de cielo, sin preocupación de ninguna especie, rodeada de maternal solicitud y cariño por nuestra Madrecita como ya no es posible imaginar, lo mismo por el cariño de mis hermanitas, que son unas santas.
Ruego mucho para que no llueva, pues comprendo que ha de ser una ruina para Ud. Cuénteme -cuando me escriba- todo con confianza. Soy su hija que más lo quiere. Confíe todo a la Sma. Virgen. Récele siempre el rosario para que Ella le guarde no sólo su alma sino también sus asuntos.
Adiós, papacito lindo. Reciba muchos besos y cariños de su hijita carmelita, que siempre está a su lado. ¡A Dios! Su indigna
Teresa de Jesús, Carmelita.
Salude a toda la gente conocida de San Javier.
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