Pax Christi
Convento del Espiritu Santo, 8 de octubre, 1919
Que la gracia del Espíritu Santo sea en el alma de mi querida hermanita: Con cuánto gusto vengo un ratito a conversar contigo, porque quiero que ésta la recibas el jueves. Así es que tiene que salir hoy.
Constantemente tengo noticias tuyas y, aunque nada te he contestado por escrito, mis pobres oraciones son constantes por Uds.; pues deseo verdaderamente tenerlas aquí para que gocen cuanto antes de la felicidad de ser carmelitas. Cada vez me parece a mí más hermosa esta vocación y no me canso de dar gracias a Dios de haberme elegido con tanta predilección, y aún más, de haberme traído a este conventito donde reina el verdadero espíritu de nuestra Santa Madre. No se imaginan el cariño que les tienen nuestras hermanitas y cómo todas rezan por Uds.
Sin embargo, hermanita querida, todo este tiempo de espera el demonio tratará de impedir por todos los medios posibles tu venida, pues así me pasó; por eso te recomiendo mucho la oración. Yo sé que en el colegio casi no hay tiempo; pero en la mañana durante la Misa, y en la noche -como se acuestan tan temprano- puedes hacer una media hora. La oración es el fundamento de nuestra vida. Nuestra Regla nos manda «meditar día y noche en la ley del Señor». Por eso, todo este tiempo procura, antes que todo, el espíritu de recogimiento interior. Vive en la celdita de tu alma con Jesús. Apenas tengas un momentito libre, sin estudiar, entrate a tu celdita para hacer compañía a tu Divino Maestro. Míralo con los ojos de tu alma. Contempla su hermosura. Penetra en su corazón: está lleno de amor por ti. Considera lo mucho que ha padecido por darte un cielo, un Dios en la eternidad. Visita muchas veces con el pensamiento a Jesús-Eucaristía. El ansía, hermanita querida, estar contigo, pues te ama con predilección, pues te escogió para vivir unido a ti.
Quisiera seguir, pero van a tocar. Esta carta tiene por objeto principal convidarte para mi toma de hábito… Todas rezan para que vengas, especialmente las novicias. Dios quiera traerte.
A Dios, hermanita querida. De todos modos, ese día rogaré mucho por ti. Vivamos en Jesús. Allí, en su Corazón, te encierro para que nadie te separe de El.
Te abraza tu humilde hermana en Jesús,
Teresa de Jesús, Carmelita
One thought on “142. A Clara Arde Ojeda 8 de octubre, 1919”
Comments are closed.