147. A su hermana Rebeca 16 de noviembre de 1919

147. A su hermana Rebeca 16 de noviembre de 1919

Pax Christi J M.J.T. Noviembre 16, 1919 

Señorita Rebeca Fernández 

Querida hermanita: Que Jesús te mire y te ame siempre. 

No podría expresarte los deseos que he tenido de escribirte, pero he tenido que sacrificarlos por el Amor. ¡Cuán unida he estado a ti en ese mi querido Cunaco del cual conservo tan gratos recuerdos! Y me parece que cuanto más te acercas a Jesús, más cerca te siento, hermanita querida. Yo, cada día más feliz. Ayer hizo un mes de mi toma de hábito, tiempo que se me ha transcurrido volando. Así se pasa la vida en el Carmen, y luego nos encontraremos en la eternidad, mirando desde ella la vida como un punto que pasó sin darnos cuenta. ¿Qué sería de nosotros, si no pasara la vida así? Sobre todo sería horrible para la gente del mundo, para la cual no hay dicha cumplida: ya que para una car-melita existe el cielo en la tierra. Posee a Dios y con el Todo le basta . 

La Elena me escribió anteriormente, cuanto tú estabas allá en Santiago. Le escribí una carta en que le digo que es también para ti. Así es que pídesela. 

Supongo que habrán aprovechado estos días para estar bien cerquita de Jesús, viviendo con El bajo un mismo techo. Créeme que las envidio, porque pueden acercarse a todas horas a su prisión. Sin embargo, por otro lado pienso que esto es sólo por algunos días; mientras que yo, estando prisionera también y encadenada por su amor, permanezco siempre junto al altar, sufriendo y amando. Este es mi ideal; pues así la carmelita recoge la sangre que mana del sacrificio de Jesús, para derramarla en las almas. Asóciate a mí, hermanita, obrando en todo por amor; aceptando todos los sufrimientos con alegría por consolar al Hombre-Dios. Al mirar mi celdita tan pobre, no puedo menos de sentirme dichosa de haber renunciado a todo lo superfluo por poseer a Dios. El es mi riqueza infinita, mi beatitud, mi cielo. Amalo tú también, hermanita mía, para que seas dichosa. 

¿Qué prácticas estás haciendo en el mes de María? Hónrala mucho. Es tu madre tan buena y cariñosa, que jamás dejará de velar por ti. Ayer no más me hizo una gran gracia esta Madre de mi alma. Cuando recurro a Ella, jamás me desatiende. 

No te escribo más, porque tengo esta carta desde el domingo. No sé si te encontrará allá, en Cunaco. Saluda, pero con mucho cariño, a mis tíos. Para la Eli y Herminita no sé qué mandarles que corres-ponda a mi cariño para ellas. Saluda a los Padres y María y Pepe. 

Adiós, mi hermanita más querida. Quisiera decirte lo mucho que te quiero y deseo que seas toda de mi Jesús. Cuando te acerques al tabernáculo, dale a Jesús mi pobre corazón, para que lo llene de su amor.

Teresa de Jesús, Carmelita