25. A la Madre Angélica Teresa 22 de febrero de 1918

25. A la Madre Angélica Teresa 22 de febrero de 1918

Algarrobo, 22 de febrero de 1918 

Rvda. Madre Sor Angélica T. del S.S. 

Reverenda Madre: 

Cuánto le agradecí su carta, que contiene tantas enseñanzas para mí, así también como los recuerdos que me envió en ella. Le aseguro que me confunden sus cariños. Es demasiado bondadosa. 

Me gustó mucho la vida de la Princesa. Vida toda entera de humildad y sacrificio, y de oración, por supuesto. Verdadera vida de carmelita. Cuando yo pienso, Rda. Madre, la vocación que se ha 

dignado Dios darme, me pregunto: ¿qué he hecho yo para que Jesús me quiera tanto? ¡Oh, qué bueno es Jesús que se rebaja a elegirme, a pesar de ser tan miserable! No se imagina los deseos que tengo de ser carmelita, de irme a vivir esa vida de unión divina, vida de cielo en la tierra, pues la carmelita, como Ud., Rda. Madre me dice, vive para Dios, por Dios y en Dios. Para esto no se me oculta que hay que subir al Calvario, hay que adherirse a la cruz, pues este es el medio más fácil para llegar a la unión con Cristo. 

Estoy leyendo el Camino de Perfección que me encanta, porque tiene tanta doctrina; lo mismo la «Práctica de Amor a Jesucristo». 

Mucho gocé con lo que me dice -que no hay necesidad de esperar dos años-, pues pienso [que], aunque tenga que atravesar el fuego, con Jesús lo pasaré, si tengo salud, para irme este año. Ruegue mucho por esto. Voy a principiar una novena a Mater Admirabilis con este fin, pues es mi salud lo que me hace temer, ya que, a pesar de estar en la costa, me encuentra el doctor muy débil. ¿Qué hacer, Rda. Madre? Si Jesús quiere que sea carmelita, me dará salud para ello. Que se haga su voluntad. Pídale mucho por mí, para que sea humilde, para que sea toda de El. 

En este tiempo de cuaresma, trato de mortificarme más. Penitencias no me dejan, aunque las deseo ardientemente. Por ahora me contento con contrariar mi voluntad. Rezaré mucho por la Chela para que sea toda de El. 

Mi mamá le agradeció mucho sus recuerdos y sentimos no poder ir allá. Es imposible. Reciba saludos de ella y le ruego rece por sus intenciones. Y su pobre hijita le pide por favor que la querida comunidad, lo mismo que Ud., ruegue por ella. 

Nos vamos el 8 de marzo. 

Juana, H. de M. 

Le envío mi retrato.

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