J.M.J.T. Convento del Espiritu Santo, 8 de mayo de 1919
Señora Lucía Solar de Fernández
Santiago
Mi querida mamachita:
Bendito sea Dios. Ya estoy en mi conventito. No se imagina lo feliz que soy. Me parece que siempre me hubiera encontrado aquí. No tengo palabras para expresarle el cariño maternal de nuestra Rda. Madre y la acogida tan fraternal de cada hermanita.
No tengo cómo agradecerle a Ud., mamachita linda, todo lo que por mí se incomodó. Sólo en el cielo comprenderá lo mucho que ruego para que N. Señor le pague tanto cariño, tanta abnegación.
Estoy en mi celdita, sola con Dios. Esta mañana mi Madrecita me hizo levantarme más tarde. Me cuida tanto que me confunde. No se imagina todas las chambonadas que hago a cada paso, y mi hermanita novicia tiene la gran caridad de guiarme. Paso unos apuros colosales para andar con zuecos. Me tiento de la risa al ver mi torpeza. En fin, soy feliz porque, aunque nada tengo, todo lo encuentro en Dios. Anoche dormí regiamente en mi cama de carmelita. Me sentía más dichosa que un rey en su mullido lecho.
Adiós. Gracias por haberme dado a Dios. Deles muchos cariños a mis hermanos, por quienes tanto ruego. Un beso a la Lucecita, y Ud., mi mamacita linda, reciba todo el inmenso cariño en un beso y abrazo bien apretado.
Suya en el C.J.M.J.
Teresa de Jesús, Carmelita
Qué lindo, ¿no? Salude a mi tía Juanita y a misia Julia y dígales que con oraciones les pago la caridad de ayer. A mi mamita y a todas las de casa deles un recuerdo especial mío; lo mismo a los que pregunten por mí. A Dios… En el cielo estoy.
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